Torre de David
El libro del Cantar de los cantares contiene alusiones a que el cuello de la Amada es como Torre de David, como Torre de Marfil. A esto dice San Antonio María Claret (Siglo XIX): "La razón es muy clara. Nadie se puede salvar sin el auxilio de la gracia que viene de Jesús, como cabeza que es de la Iglesia o cuerpo, y María es como el cuello que junta, por decirlo así, el cuerpo con la cabeza; y así como el influjo de la cabeza al cuerpo ha de pasar por el cuello, así, pues, las Gracias de Jesús pasan por María y se comunican al cuerpo o a los devotos, que son sus miembros vivos". Por eso, estas relaciones del cuello como torre se aplican muy bien a María.
La Torre de David era una construcción fuerte y muy hermosa que se elevaba sobre la cumbre de un monte entre dos profundas vertientes. Esta Torre estaba formada por gruesos bloques cuadrados, unidos entre sí con hierro y plomo, construida por el Rey David para defensa de la ciudad de Jerusalén. Hermosa imagen de María Santísima que se eleva sublime sobre la cumbre de toda belleza y perfección, para defensa de la santa Iglesia de Dios, la mística Jerusalén.
En el antiguo concepto de las obras de defensa, la torre debía tener tres cualidades principales: Belleza, porque servía de ornamento y era expresión de genio artístico. Fortaleza, que la hiciera resistente a todo asalto enemigo y Elevación para que se ensanchara y se extendiera el campo de observación.
Dejando la belleza para la explicación del título siguiente, hablaremos de las otras dos cualidades: fortaleza y elevación.
Si nos acercamos a María, si nos esforzamos en penetrar en lo más íntimo de su Corazón, ¡cuánto se eleva el alma!. Las verdades de la Fe reciben mayor luz; se aprecia el valor de las cosas del Reino de los Cielos; se tiene más clara conciencia de los propios deberes y de la hermosura de la vida que es el germen de la eternidad; se descubren con más claridad los propios defectos, las malas tendencias.
¡Qué tranquilidad y seguridad en esta Mística Torre, refugio y defensa de la Iglesia militante; en el Corazón de esta Madre que conoce los peligros y las debilidades de sus hijos!
La segunda cualidad de una torre es la fortaleza porque debe servir de defensa y de seguridad. Tal es la Mística Torre, María Santísima. El libro de los Cantares (IV.4) compara el cuello de esta Mujer sublime a la Torre de David, torre fortísima. De esta alegoría, sacó la Santa Iglesia esta Invocación a María, Torre de David, escudo y defensa de toda alma que recurre a Ella.
Es oportuno para imitarla, comentar brevemente, la virtud de la Fortaleza.
Es la virtud cardinal que nos hace vencer, por amor a Dios las más arduas dificultades que se oponen a la práctica del bien. La Fortaleza, la vemos brillar en los Mártires y en los héroes del apostolado.
María demuestra con su vida cómo con Fortaleza es capaz de entregarnos a su Hijo para morir crucificado, en su presencia, por nuestra Redención, por Amor de Dios; es nuestra Torre de David.
El simbolismo de la Aparición del Pilar de María, en vida, ante el Apostol Santiago, en España es más que interesante:
- El pilar o columna: la idea de la solidez del edificio-iglesia con la de la firmeza de la columna-confianza en la protección de María.
- La columna es símbolo del conducto que une el cielo y la tierra, "manifestación de la potencia de Dios en el hombre y la potencia del hombre bajo la influencia de Dios". Es soporte de los sagrado, soporte de la vida cotidiana. María, la puerta del cielo, la escala de Jacob, ha sido la mujer escogida por Dios para venir a nuestro mundo. En ella la tierra y el cielo se han unido en Jesucristo.
- Las columnas garantizan la solidez del edificio, sea arquitectónico o social. Quebrantarlas es amenazar el edificio entero. La columna es la primera piedra del templo, que se desarrolla a su alrededor; es el eje de la construcción que liga entre si los diferentes niveles. María es también la primera piedra de la Iglesia, el templo de Dios; en torno a ella, lo mismo que los apóstoles reunidos el día de pentecostés, va creciendo el pueblo de Dios; la fe y la esperanza de la Virgen alientan a los cristianos en su esfuerzo por edificar el reino de Dios.
- Vemos en Ex 13, 21-22, que una columna de fuego por la noche acompañaba al pueblo de Israel peregrino en el desierto, dirigiendo su itinerario.
En la Virgen del Pilar el pueblo ve simbolizada "la presencia de Dios, una presencia activa que, guía al pueblo de elegido a través de las emboscadas de la ruta".
María nos enseña su Fortaleza y nos pide constancia en sus apariciones, nos pide compromiso, pero a la vez nos asegura su especial protección y amor, en nuestras prácticas cristianas de Rosario, Oración, Lectura meditada de Biblia, Confesión para asistir frecuentemente a la Eucaristía y Adoración, fuente de vida, y nos pide ayuda para fortalecernos y separarnos del materialismo de este mundo.