Vaso insigne de Devoción
04.04.2018
La devoción, según Santo Tomás es la pronta voluntad de entregarse, de dedicarse y consagrarse al servicio de Dios con ánimo alegre y con perfecta voluntad y con todo el corazón.
En esto María Santísima es maestra soberana; no sólo fue devota, sino modelo perfecto de insigne devoción.
Si de María se puede asegurar una cualidad es su Devoción y Fidelidad a la llamada de Dios:
- Desde su "hágase en mí, según tu voluntad", ofreciendo aun a pesar del rechazo que podría suponer por parte de San José la entrega de total a Dios de su Virginidad, el cual a su vez aceptó con gran humildad su misión de padre adoptivo.
- En Caná, empujando a su único Hijo futo de sus entrañas hacia su vida pública y futura Pasión, bien conocedora María de la misma ya desde Simeón.
- En su Pasión, participando en los sufrimientos de Jesús, aceptando devotamente su misión de corredentora.
- En la Cruz. Ella como Jesús, obedece, "como un cordero sin voz delante de quien lo esquila". (Is. 53,7). Es en la Cruz donde Jesús establece definitivamente su Alianza con nosotros como Madre Protectora nuestra.
- Después de la Ascensión del Hijo, la Madre permanece en este mundo, desea el Cielo y unirse a su Amado: pero Dios quiere que permanezca todavía en la tierra por algunos años como Directora de los Apóstoles y como Fundadora secundaria de la Iglesia. María se somete a los designios de Dios.
- Tras su asunción a los cielos, animándonos, cuidándonos y avisándonos de los peligros que nos acechan, con paciencia y amor, especialmente con sus intervenciones divinas en sus apariciones.
- En un futuro próximo, donde reinará en todos y para todos, Dios mediante, como segunda cabeza de la Iglesia.