Reina de la Familia
Con el tiempo, los Papas han ido añadiendo invocaciones y títulos a las primeras letanías, como: 'Reina asunta al cielo' (Pío XII), 'Madre de la Iglesia' (Pablo VI) y 'Reina de la Familia' (Juan Pablo II).
Juan Pablo ll aprobó un Decreto de la Congregación para el Culto Divino, que incluye, de manera oficial y para toda la Iglesia, la invocación "Reina de la Familia" en la Letanía Lauretana después de "Reina del Santísimo Rosario" y antes de "Reina de la Paz".
Las familias tienen necesidad de contemplar a María como Reina de la familia.
Dicha invocación recuerda que Dios otorgó un gran valor a la familia, puesto de manifestó en el mismo plan de salvación, al enviar a su Hijo a la tierra, encarnándose en una familia y teniendo a María como madre.
Con esta invocación agradecemos la protección de nuestra Señora a las familias. Admiramos el ejemplo de la Sagrada Familia y es modelo de identificación para familias verdaderamente cristianas.
María es miembro de la Sagrada Familia de Nazaret compuesta por los miembros más santos que han pasado por la tierra: El Hijo de Dios Encarnado, la Madre de Dios y el Custodio de las grandes joyas que Dios tenía en la tierra.
- "En estos tiempos, recojo a las familias y las introduzco en lo íntimo de mi Corazón Inmaculado, para que encuentren refugio y seguridad, aliento y defensa".
- "Me complace ser invocada Madre y Reina de las familias consagradas a Mí".
- Soy la Madre y reina de las Familias, vigilo por su vida, tomo a pecho sus problemas, no sólo den bien espiritual sino también del bien material de todos los que la componen".
- "Pido que se me abran todas las casas, para que pueda entrar y establecer mi materna morada entre vosotros".
- "Donde Yo entro sale el pecado, donde Yo moro están siempre presentes la Gracia y la Luz divinas, donde Yo habito, Conmigo habitan la pureza y santidad".
"Y puesto que el Sacramento del Matrimonio os da una gracia para haceros crecer unidos, mi misión es la de cimentar profundamente la unidad de la familia, de llevar al marido y a la mujer a una cada vez más profunda y espiritual comunión, de perfeccionar el amor humano, hacerlo más perfecto. (...) Quiero entrar en las familias para haceros Santos".